Hace
un año, fui una hormiga en la Plaza. El cielo se tiño de naranja cuando
empezaste a hablar y el silencio, profundo como un sueño dentro de otro
sueño, se hizo escuchar. Vi llorar a un hombre mayor que consolaba a
los más jóvenes diciéndoles que iban a tener otra oportunidad. Vi
banderas te todos los colores y, cerca de la parada del subte, una chica
me preguntó “de cuándo” era K. Hace un año, cuando ya oscurecía y el
eco de tu voz amplificada (desde algún lugar que no logré identificar)
dejaba de escucharse, entendí que la épica se construye casi por
casualidad. Entonces, esa plaza empezó a desarmarse. Mientras
caminábamos desperdigados por Diagonal Sur imagine que un gran pie se
había hundido en nuestra montaña de tierra.
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