miércoles, 2 de noviembre de 2016

Instante

El miedo le sube desde la panza como un hipo. Casi las doce. Enfrente, la luz tenue del piso once aún está encendida y en la mesa, imagina, que un plato sucio, con una cáscara de manzana en espiral, es la única huella de que aún hay historia. En su terraza, no vuela una mosca y, abajo, los autos dejaron de pasar. El domingo agoniza en el resoplo que practica. Si se tira, ¿todo termina o vuelve a empezar?

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