miércoles, 21 de enero de 2015

Guitarra

De la funda, saco la guitarra y la apoyo en el sillón. Es marrón, de madera y sus cuerdas, recién puestas, están tensas como mis músculos. La miro, te miro. No será como vos, pero se deja tocar, digo. Vos reís, reboleás el pelo y te hechás para atrás en la silla.
-Una de los Stones.
La agarro y esgrimo unos acordes de She is rainbow. Entonces, empinás el último trago de vino y te parás en la silla. Te levantás la remera hasta que te queda enganchada del pelo, como una vincha. Estás en corpiño, levantando las manos en forma de ve cuando termino la canción con la última gota de aire.
A la mañana siguiente, hace calor. Me levanto de un salto con la remera empapada. Las baldosas del piso están frías cuando camino hasta la ventana y tiro de la manija metálica. Una ráfaga de viento tibio entra de golpe y hace sonar las cuerdas graves (ahora, la guitarra está en su apoyo al costado de la cama). Me acerco hasta vos y te destapo. Abrazame, decís. Silbo She is rainbow.

sábado, 10 de enero de 2015

Casas

La cosa es así. Las casas están pegadas: una tiene tejas y por dentro es luminosa como una iglesia; la otra, es un poco más chica, tiene el techo de chapa y la luz tenue, como de velas. Las personas que las habitan se tratan cordialmente y hasta llegan a ser buenos vecinos, aunque a veces los de la casa de techo de chapa sacan la basura tarde y los otros reniegan porque los perros rompen las bolsas. Una noche, del baile, el hijo mayor que vive en la casa de luz tenue se vuelve con la hija del medio que vive en la de luz blanca. Se despiden a la altura de la medianera. Curiosamente, ella sueña con una cena de velas y él con una mañana de verano.